La Guardia Civil señala al mejor amigo del fallecido como el presunto extorsionador de la viuda, una trama en la que participaron también tres albaneses.
IDEAL.-Antonio fue asesinado a tiros cuando conducía un tractor en una finca de su propiedad en Jayena, una localidad de apenas mil habitantes que está a 48 kilómetros de la capital. Ocurrió en enero de 2023 y dos personas, un padre y su hijo, fueron detenidos y encarcelados por ser los presuntos autores del crimen. Los supuestos pistoleros, que todavía no han sido juzgados, tuvieron la sangre fría de rematar a la víctima con un disparo en la cabeza. Y lo hicieron delante de varios testigos a los que intimidaron para que guardasen silencio. El móvil del mortal ataque nunca llegó a estar claro.
El fallecido, de 40 años, tenía un pequeño de pocos meses y su pareja estaba a punto de dar a luz a su segundo hijo cuando murió. La familia residía en un municipio del área metropolitana y la mujer, que parió poco después de la tragedia, se refugió allí para pasar el duelo. No pudo. Iba a tener que hacer frente a una nueva pesadilla.
Una supuesta deuda de 150.000 euros
El calvario de amenazas comenzó en octubre de 2023 con mensajes telefónicos con el prefijo del Reino Unido que le exigían el pago de una supuesta deuda de 150.000 euros que habría dejado pendiente su esposo al morir.
Después llegaron las pintadas en la casa de la viuda. Y los robos, aunque los asaltantes solo se llevaron las cámaras de seguridad instaladas en la vivienda. Los extorsionadores también causaron daños en el vehículo de la mujer. Todo ello acompañado de amenazas contra la víctima o sus allegados.
El caso ya estaba en manos de la Guardia Civil de Granada y sus pesquisas derivaron en un giro sorprendente: detrás del acoso, según desveló ayer la oficina de comunicación del propio instituto armado, estaba el mejor amigo del marido fallecido y tres compinches de nacionalidad albanesa. Presuntamente, estos últimos estarían a las órdenes del primero, que residía en zona acomodada de la capital granadina y fingía que se desvivía por ayudar a la viuda. De hecho, llegó a prestarle 15.000 euros para que pagase la extorsión, pero ese dinero resultó ser falso.
Los cuatro supuestos delincuentes ya entre rejas tras caer en una trampa que les tendió la Benemérita en un centro comercial de Armilla. Acudieron a una cita pactada con la víctima para cobrar los 150.000 euros, pero lo que les aguardaba era un dispositivo de agentes camuflados de la Guardia Civil. En ese sentido, uno de ellos se hizo pasar por un vendedor de la ONCE. Los ‘malos’ mordieron el anzuelo.
La celada se desarrolló el pasado jueves 25 de enero, según adelantó IDEAL. El equipo de intervención del instituto armado actuó justo cuando la mujer entregaba el dinero que le reclamaban los malhechores. En un primer momento, fueron capturados de los integrantes de la banda; los otros dos, al ver a los agentes, huyeron. Uno de ellos fue interceptado muy cerca del supermercado, mientras que el otro accedió al interior de un centro comercial, en cuyos baños se atrincheró. En la huida, uno de los detenidos tiró una pistola cargada con munición de calibre 9 mm, marca Grand Power, de fabricación eslovaca y sin número de serie. El arma fue recuperada por la Guardia Civil.
Silencio ante el juez
El presunto cerebro de la trama, que fue amigo del marido de la viuda, es un español de 34 años y los tres albaneses tienen edades comprendidas entre los 28 y 38 años. A todos ellos se les imputa la presunta comisión de los delitos de extorsión, robo con fuerza, daños, falsedad documental, tenencia ilícita de armas, falsificación de moneda y pertenencia a banda criminal.
Los cuatro se acogieron a su derecho a no declarar cuando fueron puestos a disposición judicial. El juzgado había avisado a un traductor de Shqip, la lengua que se habla en Albania, pero no tuvo que intervenir.
Posteriormente, los sospechosos fueron trasladados al presidio del Albolote. Es el desenlace, necesariamente provisional, de una tormentosa historia que se inició poco después del asesinato de un hombre que iba al volante de un tractor en el pequeño pueblo de Jayena