Los investigadores han comprobado cómo las personas de clases desfavorecidas sufrían importantes diferencias de género en la alimentación
Foto portada:Sylvia Alejandra Jiménez Brobeil, del departamento de Medicina Legal, Toxicología y Antropología Física de la UGR, junto al catedrático emérito Miguel Botella. / G. H.
Un equipo internacional de científicos, liderado por la Universidad de Granada (UGR), ha determinado mediante el análisis de huesos que durante las épocas de hambrunas en el Reino Nazarí de Granada (siglos XIII-XV), los hombres y mujeres de las clases desfavorecidas no comían igual: los varones se alimentaban mejor y con más cantidad de comida.
Así se desprende de un artículo publicado en la revista científica American Journal of Physical Anthropology, que ha analizado los restos óseos de un centenar de esqueletos hallados en los años 70 del siglo pasado en la Necrópolis de La Torrecilla en Arenas del Rey (Granada), depositados en el Laboratorio de Antropología de la Facultad de Medicina de la UGR, que han sido analizados mediante la técnica de isótopos estables por investigadores del Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra, dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (IACT-CSIC).
La profesora del departamento de Medicina Legal, Toxicología y Antropología Física de la UGR y autora principal de este estudio Sylvia Alejandra Jiménez Brobeil ha señalado que el análisis de los huesos no deja lugar a dudas: «las mujeres comían mucho peor que los hombres, y había importantes diferencias de género en lo que a la alimentación se refiere entre la población de las clases sociales más bajas de Al Ándalus. Podemos decir que hombres y mujeres comían de la misma olla, pero no se ponían la misma cantidad en el plato».
Según ha informado la UGR, el análisis de isótopos de carbono 13 y nitrógeno 15 realizados a los huesos de estos individuos revelan que tenían un nivel medio de proteínas de origen animal (fundamentalmente huevos y productos lácteos), y consumían mucho sorgo (un cereal de origen africano que actualmente no se cultiva en España) y caña de azúcar, como se demuestra en las múltiples caries que presentaban en su dentadura.
«En la Vega del río Cacín, donde en la actualidad se encuentra el pantano de los Bermejales, se cultivaban ambos productos, que estos campesinos pobres que vivían en alquerías empleaban como base de su alimentación», ha indicado la investigadora de la UGR, quien recuerda que, como señala el poeta Ibn al-Jatib en su obra, el trigo era un cereal reservado solo para las clases más ricas.
El estudio óseo ha apuntado que existía dimorfismo sexual: los huesos de las mujeres son más pequeños y gráciles, porque comían peor que los hombres, probablemente porque ellos realizaban actividades físicas más duras (relacionadas con el pastoreo en la Sierra de la Almijara) que ellas, cuyos trabajos se circunscribían al entorno doméstico y de cuidado de la familia.
El equipo de científicos que ha llevado a cabo este trabajo es interdisciplinar, y en él hay antropólogos forenses, biólogos, historiadores medievalistas o geólogos, procedentes, además, de distintos países. Los resultados de esta investigación han aportado datos desconocidos hasta la fecha sobre los hábitos de alimentación de los habitantes del sureste de Al Andalus, ya que es el primer estudio de este tipo que se realiza, y permiten mejorar nuestro conocimiento sobre estas poblaciones del pasado.
Fuente: granadahoy.com