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Trajes anticoronavirus ‘made in Alhama’

31 marzo, 2020
Cincuenta costureras del pueblo, coordinadas por Marchando por Alhama, confeccionan en sus casas trajes, patucos y escafandras para personal sanitario.

No te preguntes qué puede hacer tu país por ti, sino qué puedes hacer tú por tu país». Lo dijo John Fitzgerald Kennedy en su discurso de investidura como presidente de los Estados Unidos el 20 de enero de 1961. Una de esas frases lapidarias que construyen la Historia. Y básicamente fue lo mismo que pensaron los integrantes de la Asociación Marchando por Alhama el 14 de marzo de 2020, cuando se decretó la alerta sanitaria en España y en Alhama, un pueblo de seis mil habitantes que vive de la agricultura y que rezuma solidaridad. Ante una situación excepcional, este colectivo, fundado hace un año, ha puesto en marcha una serie de actuaciones para dotar de material a sectores clave como el sanitario. Esta entidad ha tejido una red con cincuenta costureras del pueblo, cada una trabajando desde su casa, para fabricar patucos, trajes y gorros para los hospitales de Granada y centros de salud de la comarca.

El primer eslabón de la cadena empieza en una fábrica de Escúzar, Boniplast, que proporciona un tipo de plástico que garantiza protección y resistencia. La mercancía llega en bruto hasta el taller de Rosa Peula, una de las diseñadoras andaluzas más reputadas de moda flamenca –lleva funcionando desde hace cuarenta años y en los últimos diez ha participado en el salón Simof de Sevilla–. «Aquí dispongo de una mesa automática y otra semiautomática donde corto las piezas que luego van a las modistas para que las cosan», explica Rosa Peula, que cuenta con la ayuda de tres personas para extender los lienzos de forma manual y que cunda la faena –los trabajadores están confinados en casa desde que sus clientes tuvieron que cerrar las tiendas–. En una hora pueden sacar hasta trescientos cortes. Más que suficiente para abastecer a esas cincuenta voluntarias que, desde sus viviendas, rematan la confección. «Esto nos ha pillado en el momento de más tarea, en la época en que empiezan romerías y ferias, pero ahora toca remangarse, poner nuestros medios y colaborar en todo lo que podamos», asegura Rosa Peula.

Debido a las limitaciones de movimiento, Protección Civil se ha convertido en pieza clave. Ellos se encargan del aprovisionamiento general y de que no falten retales traídos desde las instalaciones de Rosa Peula. En las entregas se extreman las medidas de prevención de manera que no exista ningún contacto personal. Se dejan en la puerta y se avisa. E incluso se proporcionan a través de las ventanas, tendiendo una cuerda hasta la calle. Un método tradicional pero efectivo. Siempre hay tajo. «Protección Civil es nuestros pies», asegura Juan Luis Flores, vicepresidente de Marchando por Alhama.

Equipamiento completo

Una de estas cincuenta costureras es Ana María Villarraso, quien estima que en unas dos horas, más o menos, se puede tener listo un equipamiento completo de patucos, traje y escafandra –también están haciendo un gorro interior para el sudor–. «Estamos procurando que cada una se dedique a una de estas prendas», dice Ana María, quien destaca la buena organización que está habiendo gracias a un grupo de guasap donde intercambian impresiones «y donde no para de haber ofrecimientos de gente interesada en participar no sólo de Alhama, sino de otras localidades como Huétor Tájar». Ellas, Ana María y sus compañeras, se sientan siempre delante de la máquina de coser con mascarilla, bata y guantes de látex. Se trata de evitar, por todos los medios, la posible contaminación superficial. «Me emociona comprobar la respuesta ciudadana; ahora es el momento de arrimar el hombro y de implicarnos para ofrecer soluciones en la medida de nuestras posibilidades».

Pantallas con impresoras en tres dimensiones

Desde que se decretó la alerta, Marchando por Alhama ha emprendido diferentes acciones. Además de coordinar la fabricación de trajes para sanitarios, miembros de este colectivo como Juan Luis Flores están produciendo con impresoras 3D pantallas para cubrir la cara de médicos y enfermeros.

También, aprovechando la red logística que ya han puesto en marcha, surten de material a costureras para que elaboren mascarillas. Además, gracias a este entramado, están recogiendo donaciones como máscaras marinas, muy útiles en las unidades de cuidados intensivos. A todo ello hay que sumar asesoramiento informático que facilita el contacto virtual entre profesores y alumnos.

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