En la localidad de Játar, el nombre de Santi Fernández, o «Santi de Laredo», resuena con una mezcla de orgullo y cariño. Este hombre, con profundas raíces en el pueblo gracias a su madre Carmen, oriunda de Játar, ha pasado muchos de sus veranos y también muchas temporadas, en este tranquilo pueblo desde que tiene memoria. Santi, junto a su familia, es una figura querida en el pueblo, y su conexión con Játar es tan fuerte como la pasión que siente por la Batalla de Flores de Laredo, una de las fiestas más emblemáticas de Cantabria.
El apellido Fernández está ligado tanto a Játar como a Laredo. Su padre, Santos Fernández, fue alcalde de Laredo desde 2003 hasta 2011, y dejó una huella imborrable en la comunidad. Santos falleció el 14 de octubre de 2021, un momento que marcó profundamente a su familia y a todos aquellos que lo conocían. Sin embargo, el legado de Santos sigue vivo, no solo en Laredo, sino también en Játar, donde su familia continúa siendo muy querida. Este legado se mantiene especialmente a través de Santi, su hermana Claudia, sus sobrinos y su madre Carmen.
La Batalla de Flores de Laredo es una de las festividades más significativas y coloridas de la región de Cantabria, celebrada anualmente el último viernes de agosto. Esta celebración tiene sus orígenes a finales del siglo XIX, cuando comenzaron a organizarse en Europa desfiles de carrozas adornadas con flores, como una expresión artística y cultural. Laredo adoptó esta tradición en 1908, y desde entonces, ha evolucionado hasta convertirse en un evento que atrae a miles de visitantes cada año.
Durante la Batalla de Flores, las calles de Laredo se transforman en un espectáculo de color y creatividad. Carrozas elaboradas con miles de flores naturales desfilan por la ciudad, compitiendo por los premios en diferentes categorías. La preparación de estas carrozas es un proceso arduo y meticuloso que dura varios meses, implicando a cientos de personas que colaboran en su construcción. La importancia de esta fiesta en Laredo no solo radica en su valor como evento cultural y turístico, sino también en su capacidad para unir a la comunidad y mantener viva una tradición centenaria.
En la reciente 113ª edición de la Batalla de Flores de Laredo, Santi Fernández volvió a demostrar su compromiso y habilidad al frente de la carroza «Harriet», la cual capitaneó con el Grupo El Cantu. Aunque esta edición fue especialmente desafiante debido a la calidad de las flores, Santi mantuvo su enfoque sereno y su carácter afable, cualidades que ha desarrollado a lo largo de sus quince años participando en la Batalla.
En una entrevista reciente en el programa «Vaya Noche» de la cadena local 11TV, Santi compartió detalles sobre la creación de «Harriet» y el proceso que vivió junto a su equipo. Contó cómo, a pesar de no tener inicialmente la intención de diseñar una carroza, terminó creando un diseño de reserva que finalmente se convirtió en el principal proyecto del grupo. “No tenía intención de hacer ningún diseño ni nada, pero siempre hago uno por si acaso”, explicó. Este «por si acaso» se convirtió en «Harriet«, la carroza que representó a El Cantu en la Batalla de este año.
Santi también reflexionó sobre la participación de los jóvenes en la Batalla de Flores. Con orgullo, mencionó que su grupo cuenta con un número significativo de jóvenes y adolescentes, lo cual considera vital para la continuidad de la tradición. “Me ilusiona ver a tanta gente joven involucrada, porque eso asegura el futuro de la Batalla de Flores”, afirmó.
Uno de los aspectos que destacó Santi fue la importancia de mantener la calma y evitar el estrés durante la creación de las carrozas. A lo largo de los años, ha aprendido a no dejarse llevar por la presión, adoptando una actitud más tranquila y relajada. “No quiero que los demás se sientan presionados. Esto es una fiesta y debemos disfrutarla”, comentó, subrayando que su enfoque se ha vuelto más sereno con el tiempo.
«Harriet» no alcanzó los primeros puestos en la competencia, pero eso no ha mermado en absoluto el entusiasmo de Santi. La carroza terminó en el séptimo lugar, un logro significativo considerando las dificultades enfrentadas este año, como la escasez de flores frescas de calidad, un problema que Santi ya había anticipado y gestionado con su acostumbrada prudencia. A pesar de estos retos, Santi se mostró satisfecho con el resultado, destacando la importancia de la colaboración y el disfrute por encima del resultado competitivo.
Para Santi, la Batalla de Flores no es solo una competencia, sino un legado cultural que debe ser compartido y disfrutado por las futuras generaciones. En el grupo El Cantu, se ha convertido en un mentor para los más jóvenes, guiándolos con paciencia y animándolos a participar en la tradición. “Me ilusiona ver a tanta gente joven involucrada, porque eso asegura el futuro de la Batalla de Flores”, afirmó con orgullo.