Saltar al contenido

Poniente, un trono en juego

30 marzo, 2021
Para defender la Alhambra, los sultanes nazaríes construyeron castillos, torres y atalayas

Foto de Portada: Moclín. Ideal.es

Desde Moclín hasta Montefrío. De Íllora hasta Loja. Y de Zafarraya hasta Alhama de Granada. El poniente granadino era a finales del siglo XV la última frontera del Reino Nazarí de Granada. Un cinturón de castillos, atalayas y torres que trataban de proteger el último reducto de la legendaria Al-Andalus del avance de los ejércitos de los Reyes Católicos. A los pies de estas fortalezas habían ido creciendo pueblos de estrechas callejuelas y plazoletas, que aún hoy derrochan la sencillez de la arquitectura andaluza.

Seguir la ruta de sus castillos supone un viaje en el tiempo a la Edad Media. Las céntricas calles de Loja crecieron así: en torno a su fortaleza del siglo IX, situada sobre un cerro que lo domina todo. La imagen del castillo fue utilizada por los hermanos Marx para ilustrar el país de Sylvania en su película ‘Sopa de Ganso’, a la que se ha dedicado un mirador. La Alcazaba aún conserva trece de sus torres y alberga el museo arqueológico local. Para refrescarse, nada como beber de alguna de sus más de cien fuentes. La más famosa se encuentra en las afueras de la ciudad: es la Cola de Caballo, una cascada natural que cae sobre el río Genil por grandes acantilados en la roca, llamados Los Infiernos.

Hacia el norte, la ruta de los castillos continúa por Zagra, el cercano fortín de Pesquera y Moclín, cuyas atalayas se yerguen en riscos de auténtico vértigo. La vista desde ellas muestra paisajes de grandes contrastes: como las colinas de las Sierras de Parapanda y la vega del Genil. El castillo de Moclín, del siglo XIII, está habilitado para la visita y en el pueblo existe un Centro de Interpretación que exhibe uno de los mayores mosaicos romanos encontrados en Andalucía. Una forma interesante de conocer su rico patrimonio natural y monumental es recorrer a pie, en apenas tres horas y media, la Ruta del Gollizno, que discurre sobre una pasarela y puentes por los Tajos de la Hoz, la abrupta garganta creada por el paso del río Velillos.

Montefrío fue uno de los enclaves defensivos más importantes y, hoy día, uno de los pueblos más bellos del mundo, según National Geographic. La vista es espectacular: un caserío blanco rodeado de olivos y coronado por una enorme peña en la que se asienta la Iglesia de la Villa, antiguo castillo nazarí. La postal la completan imponentes edificios como la Casa de Oficios y la Iglesia de la Encarnación, de planta circular inspirada en el Panteón de Agripa de Roma.

El visitante no puede marcharse de Montefrío sin probar alguno de sus premiados quesos y el excelente aceite de oliva de la variedad Picudo Chorreao. Para completar la experiencia gastronómica merece la pena visitar el cercano pueblo de Algarinejo, donde Casa Piolas sorprende con una de las cocinas más vanguardistas de la provincia; Riofrío, donde se sirven a diario miles de truchas, esturión y su afamado caviar beluga; y Huétor Tájar, donde se cultivan sus espárragos verde-morados.

Montefrío

Íllora puede ser el siguiente alto en esta ruta fronteriza. La llamaban el ‘ojo derecho’ de Granada, tal era su importancia como llave de la Sierra de Parapanda. Sus murallas pararon varias veces el envite del Gran Capitán, que edificó en ella un palacio después de tomarla.

Ya al sur de la A-92 se encuentra el Parque Natural de la Sierra de Almijara, Tejeda y Alhama, que con sus bosques de pinos y cimas de más de dos mil metros hace de frontera natural con la provincia de Málaga. Junto con el cercano embalse de Los Bermejales ofrece múltiples opciones para el ciclismo y el senderismo, como la ruta por el angosto cañón del río Cacín.

Embalse de los Bermejales

Zafarraya es conocida por sus hortalizas, sus fértiles campos de cultivo y su Boquete: un estrecho pasillo geológico de origen kárstico que une el Poniente con la Axarquía.

Boquete de Zafarraya

La monumental Alhama puede ser el culmen de esta ruta. Asoma sus casas a un tajo imponente que es, en sí mismo, uno de sus principales atractivos. Cuenta con un reputado balneario de aguas termales, ya explotadas por romanos y árabes, y que actualmente ofrece modernos tratamientos contra el estrés.

Tajos de Alhama

Fuente: ideal.es