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La histórica alpargatería Calzados Hinojosa, regentada por los hermanos Alberto y Javier Hinojosa, oriundos de Alhama, cumple un siglo en el centro de Málaga

20 agosto, 2020
El negocio se ha sobrepuesto a crisis, guerras, franquicias e incluso al coronavirus

En Calzados Hinojosa podrían presumir de conocer mejor que nadie los pies de los malagueños. Llevan un siglo vendiendo alpargatas y zapatillas en pleno Centro de Málaga, sorteando crisis y luchando como jabatos contra franquicias, grandes cadenas de moda y negocios de hostelería. Ni siquiera el temido coronavirus, que les ha amargado la fiesta del centenario, ha sido capaz de acabar con ellos.

Acceder a la tienda es casi como realizar un viaje al pasado. En el interior del local, en la calle San Juan, todo se mantiene fiel a sus orígenes. Y eso se puede observar en las numerosas fotos familiares que cuelgan de sus paredes. Entre otros, aún mantienen una de la cajas registradoras originales y, hasta hace poco, un quinqué de petróleo que utilizaban en sus inicios.

Al frente de la tienda se encuentran Alberto y Javier Hinojosa, segunda generación de una familia de comerciantes llegada a la capital desde Alhama de Granada. Como buenos tenderos, se afanan en conocer a la perfección a sus clientes y en ofrecer un trato personalizado cada vez más escaso en el sector. Quizás, reconocen, esa sea el secreto de su longevidad.

Aunque los orígenes de la tienda se remontan al año 1888, la familia Hinojosa se quedó con el local (y le puso el actual nombre) en 1920. José Hinojosa, el padre de los actuales propietarios, comenzó a trabajar como aprendiz en 1917 y tres años después se puso al frente del establecimiento tras el fallecimiento de uno de los socios. José, que falleció a causa de un cáncer, estuvo detrás del mostrador durante 70 años.

Especializados en calzado desde el primer momento, la venta estrella durante los primeros años de vida del negocio fue el petróleo, que se utilizaba como combustible para los quinqués, ya que la electricidad no estaba al alcance de todo el mundo. Desde entonces, Calzados Hinojosa se hizo un nombre en la ciudad gracias a la gran especialización que a día de hoy mantienen. Tanto que les animó a montar una fábrica propia de alpargatas para vender al por mayor. La abrieron después de la Guerra Civil y la mantuvieron operativa hasta principios de los años 60.

Alberto fue el primero en incorporarse a la tienda en el año 1984, nada más terminar terminar la mili, aunque desde los 14 años ya echaba una mano a su padre durante el verano. Recuerda que comenzó a trabajar en una época complicada, ya que fue el momento en el que se cayó el negocio al por mayor y que los fabricantes comenzaron a vender por los pueblos. También coincidió con la enfermedad de su padre. «Fue un inicio complicado pero mis hermanos me ayudaron mucho».

Encargos internacionales

Con la sabiduría que da el paso del tiempo, consideran que el éxito del negocio radica en su especialización. Cuando comenzaron con las alpargatas de esparto había otras tiendas que también las ofrecían, pero desde hace 20 años las venden casi en exclusiva en el Centro. Y por eso les llegan encargos de todo el mundo. «La semana pasada nos compraron cinco pares desde Alemania», explica Alberto, orgulloso. «Muchas personas se creen que este producto ya ha desaparecido, pero nosotros seguimos trabajando con ellas y con producción nacional», añade.

Para celebrar el centenario tenían pensado realizar una gran fiesta en la tienda, pero el dichoso coronavirus les fastidió sus planes iniciales. Habían previsto festejarlo entre el 14 y el 17 de marzo con todos sus clientes, pero el primer día coincidió con el cierre por el estado de alarma. Ahora, a la vuelta, ya no se plantean hacer nada a corto plazo, pero tampoco pierden la esperanza en organizar algo en 2021. «No nos atrevemos a hacer nada porque no paran de producirse rebrotes».

Acostumbrados a dar un servicio personalizado a sus clientes, Calzados Hinojosa fue de los primeros en abrir sus puertas tras el confinamiento. «Todo el mundo nos llamaba para preguntarnos porque necesitaban comprar cosas y no podíamos dejarlos de lado». Ahora, con el paso de los meses, confiesan que las ventas van bien, aunque no son como las del año pasado.

En su caso han aprovechado el parón para poner en marcha una página web que les está funcionando muy bien. En ella cuentan con más de 2.500 referencias, «y no son todas». En el almacén superan con creces los 32.000 productos.

Sin querer ahondar en el futuro, Alberto reconoce que el panorama es muy complicado para el comercio tradicional, pero confía en que Calzados Hinojosa pueda seguir escribiendo líneas en el libro de la historia de la mano de alguno de sus sobrinos. Aunque antes aún les queda por vender muchas alpargatas.