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‘El Legionario’: el puerto que conecta Jayena con la carretera de la Cabra, un clásico entre los ciclistas granadinos

1 marzo, 2020

¿Subimos el Legionario? Vamos allá. Situado a caballo entre las comarcas de Alhama y el Temple, es un clásico de las rutas ciclistas granadinas. Es un puerto larguito, sus buenos diez kilómetros si se cuentan desde la salida de Jayena, pero con un desnivel ‘amable’ y muy constante.

Forma parte de una ruta que, con las habituales variantes, atraviesa municipios como Las Gabias, La Malahá, Ventas de Huelma y Agrón antes de desviarse hacia Jayena con unas amplias y entretenidas (se divisan a lo largo de un pronunciado descenso) vistas del pantano de los Bermejales.

A la salida de Jayena, y tras repostar en una fuente (más bien un grifo) ubicada a la entrada de la plaza del Ayuntamiento, se sale del núcleo habitado y, sin prisa pero sin pausa, se va a cercando uno a las primeras rampas. Parece un puerto diseñado para aprender a ‘escalar’ sobre una bici sin terminar aborreciéndola. Los dos primeros kilómetros se pasan sin dificultad alguna pues apenas llegan a un 3% de desnivel. El siguiente sí se endurece un tanto pero incluye el regalo de doscientos metros de descenso.

Una de las curvas de ‘El Legionario ‘ . Jayena

A partir de ahí, la subida se resuelve con media docena de kilómetros en los que el desnivel se mantiene cercano al 6%, cifra que solo se supera ligeramente en antepenúltimo kilómetro. Ese desnivel y esa homogeneidad de los kilómetros hacen del Legionario un puerto apto para todos los niveles. Quien tenga más piernas puede exhibirse y quien tenga menos lo subirá tranquilo, contemplando un paisaje uniforme, olivos casi hasta donde se pierde la vista entreverados con alguna que otra loma de almendros.

Hay largas rectas en el tramo más duro, quizás lo único que le sobra al puerto. Las señales kilométricas discurren en sentido decreciente hacia la cima, una cuenta atrás que ayuda a medir las fuerzas y a darse ánimos ante la paulatina cercanía del final, en especial porque el último kilómetro es prácticamente llano. Ahí cambia el paisaje, con predominio de pinar mediterráneo, el mismo que nos va acompañar después un buen puñado de kilómetros hacia Granada.

Vista desde la subida al puerto clásico de ‘El Legionario ‘ de Jayena.

El Legionario, nombre con el que se conoce a toda la ruta con salida y llegada en Granada a través de este puerto, se llama así por unos campamentos militares que había por la zona, aunque se agradece cualquier comentario aclaratorio sobre el particular. En algunas ‘nomenclaturas’ aparece como el Chaparral, y con ese nombre se ha subido con frecuencia en carreras ciclistas.

La última vez que el pelotón de una Vuelta a España pasó por allí fue a finales de agosto de 2018, aunque los corredores lo hicieron en sentido bajada. Fue una etapa de 161 kilómetros que se inició en Vélez Málaga, pasó por Almuñécar y subió por la carretera de la Cabra hasta el cruce que pone fin al Legionario. Los ciclistas descendieron hasta Jayena y atravesaron Agrón, Ventas de Huelma, Santa Fe y Granada antes de poner rumbo a la Alfaguara, donde concluyó la etapa.

En ese descenso, los ciclistas profesionales a buen seguro alcanzaron los 80-90 km/h, beneficiándose de un asfalto perfecto y de las muchas rectas que incluye el trazado de la GR3302. Subiendo, lo primero se agradece, lo segundo, menos. Tras coronar, hay dos opciones, girar a la derecha rumbo a Almuñécar o a la izquierda, en sentido Granada. Desde ese punto hasta la capital hay poco más de 35 kilómetros, la mayoría de ellos de acentuado descenso, y es que el Legionario se corona a más de 1.350 metros sobre el nivel del mar. El tráfico es casi inexistente, otro factor que le otorga más puntos para que los aficionados a la bicicleta lo tengan entre sus favoritos.

Manuel Pedreira: ideal.es